¿Os acordáis de aquella canción que decía «la vida es una tómbola de luz y de color»?
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Pues así he visto a Silvia Guillamón Beade, su trabajo en <<Escucha-te-me>>, de asesoramiento y acompañamiento individual en la crianza, viene a proporcionar exactamente eso, una explosión de luz y color en medio del caos que a veces puede resultar una crianza respetuosa dentro de un mundo profundamente irrespetuoso.
Cuando empecé a estudiar la esencia de Silvia y su emprendimiento, me encontré que ambos estaban muy conectados con el aire, el viento, ese viento de verano que viene a revolvernos y a aligerarnos de todo ese montón de cosas que se llevará. Por eso la tipografía principal (y la imagen del logo) tenían que mostrar mucho aire, esa sensación de ligereza que nos inunda cuando empezamos a ver con claridad los problemas.
El segundo rasgo importante que capté fué, como yo le digo, el colorinchi. Una explosión de color y alegría en colores apastelados que nos proporcionan la calidez que está presente en su manera de hacer, de comunicarse, y que viene a ser los resultados que ella nos ofrece con su trabajo.